Flor de Hibisco es un comercio de barrio pero, ¿cuándo lo pusiste en marcha y en qué consiste?

Nuestro proyecto es una herboristería-parafarmacia y hemos cumplido un año en plena pandemia. El día 10 de mayo fue nuestro primer aniversario.

¿Qué ha supuesto para tu negocio la situación actual que estamos viviendo por el COVID-19?

Dejando la evidente e indeseable desgracia a un lado, para mi negocio, ha supuesto un gran avance para Flor de Hibisco. Aparte del incremento en ventas que hemos tenido desde el primer momento, nos ha permitido darnos a conocer dentro del barrio. Al llevar menos de un año, había mucha gente que todavía no nos conocía. En estos momentos me es imposible calcular el número de clientes nuevos que hemos tenido, pero han sido muchos.

¿Qué acciones has puesto en marcha para reajustar tu negocio?

Cuando todo esto empezó la gente se preocupó mucho por aumentar sus defensas inmunitarias, especialmente las personas mayores, y empezaron a comprar un montón de productos en esta línea. Enseguida nos dimos cuenta de que los laboratorios iban a acabar su stock y teníamos una gran incertidumbre de qué era lo que iba a pasar. Se hablaba de desabastecimiento…Ante esta situación la primera decisión que tomamos fue invertir en tener un gran stock de productos para poder vender.

Esto mismo lo hicimos en alimentación. Compramos muchísimo más producto del habitual para almacenar. Con esto conseguimos tener siempre “de todo” o de casi todo. Disponíamos de productos difíciles de encontrar. Eso fue clave a pesar de que estábamos asustadas porque estábamos invirtiendo mucho dinero.

Teníamos muchísimos nuevos clientes acostumbrados a comprar otras marcas, clientes de otras herboristerías, personas que se mueven a comprar a otras zonas de la ciudad, que compran por internet…A todos ellos les hemos localizado el producto que necesitaban. Eso ha sido prioritario. Conseguir de todo.

Desde 15 días antes del confinamiento la gente preguntaba por geles hidroalcohólicos, mascarillas y guantes. No había nada. Ahí me di cuenta, tenía que invertir todo mi tiempo en buscar material. Llamadas, mails, internet, …rastreé todo el mercado y me dediqué a comprar geles, alcohol, aceites esenciales anti virales, glicerina, botes para envasar…Tenía colas, llamadas, mails…para comprar.

Lo siguiente fue buscar mascarillas. El procedimiento fue el mismo. Buscar y buscar. Al  poco tiempo tenía mascarillas quirúrgicas, FFP2, con válvulas sin válvula y en diferentes formatos. Ahora también tengo FFP2 de niños, quirúrgicas de niños, rosas, azules, con dibujos…Al mismo tiempo vinieron las pantallas de protección y más de lo mismo. Ahora me dedico a buscar guantes que es lo que más escasea.

En definitiva, se ha creado una necesidad inimaginable e imprevisible y hemos reajustado nuestro negocio buscando la forma de abastecernos del producto. Eso sí, todo con garantía, homologado y con un precio muy ajustado.

La pandemia pasará y lo importante es que esos nuevos clientes se queden con Flor de Hibisco, o por lo menos una buena parte de ellos.

¿Qué has sacado de positivo?

Muchísimos nuevos clientes, creo que una buena reputación y que la gente nos conozca.

Desde la visión de comercio de proximidad, ¿qué medidas has reforzado para ayudar a las personas mayores en su día a día?

A raíz de la pandemia hemos ofrecido a todos nuestros clientes el servicio a domicilio gratuito sin pedido mínimo. Asimismo, hemos facilitado los pedidos por teléfono y WhatsApp y hemos aprovechado para repartir tarjetas del comercio.

Hemos invertido mucho tiempo en atender y aclarar a las personas mayores todas las dudas que tenían sobre las mascarillas, geles, cómo lavarse, precauciones que debían tomar, qué hacer o no hacer… Les hemos ayudado a ponerse los guantes, las mascarillas….En fin todo lo que han necesitado y estaba en nuestras manos.

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